Normalmente, los mitos o leyendas son relatos que cuentan historias prodigiosas protagonizadas por seres extraordinarios o sobrenaturales, dioses, héroes o personajes fantásticos. Estos relatos pasan de generación en generación transmitidos de boca en boca por abuelos, padres o maestros y son establecidos en la memoria colectiva de los hijos que los aceptan como historias reales y pasan a formar parte de las creencias o de la cultura de un colectivo, de una comunidad, de un pueblo. La historia que yo les traigo, y que por suerte aún no ha terminado, es la de un mito convertido en realidad, tan real y palpable como la vida misma de un héroe futbolístico hecho a sí mismo y convertido en leyenda. Una leyenda sobre el césped que aún nos deleita con sus hazañas y proezas y sus malabarismos imposibles alrededor de un balón.
Ryan Joseph Wilson vio la luz de este mundo un 29 de noviembre de 1973 en el suburbio de Ely a las afueras de Cardiff (Gales). Hijo de Danny Wilson, un jugador de rugby, y de Lynne Giggs, adoptó el apellido de soltera de su madre a los 16 años, cuando sus padres se separaron. Sus rasgos físicos determinan su mestizaje. De padre negro y madre blanca, su abuelo paterno era originario de Sierra Leona, y por este motivo tuvo que soportar comentarios xenófobos en su etapa escolar, actitud deplorable que siempre se ha encargado de rechazar defendiendo públicamente la lucha contra el racismo. A los 6 años de edad, su padre firmó por el Swinton RLFC y toda la familia tuvo que cambiar su residencia a Salford, ciudad perteneciente al Gran Manchester. Unido muy de cerca a sus abuelos, la marcha de tierras galesas fue traumática para el pequeño Ryan, sin embargo su vida le depararía grandes sorpresas en Manchester. Comenzó su formación futbolística en el Deans FC, equipo local de Salford, que era dirigido por Dennis Schofield, scout del Manchester City. Encantado con el talento del pequeño Ryan Giggs, Schofield lo recomendó para la escuela del Manchester City. Giggs ya consiguió ser campeón con el equipo de Salford, pero inexplicablemente los citizens no supieron salvaguardar el futuro de su joven perla. Como es lógico, los partidos del Deans FC eran seguidos por varios ojeadores locales y los tentáculos de un tal Alex Ferguson, que había acabado de aterrizar en el primer equipo del Man. United, ya abarcaban lo suficiente en la época como para dejar escapar el talento incipiente que siempre busca en cualquier rincón. Tras observarle en varias ocasiones a través de sus scouts, Ferguson decidió captar al joven Giggs tras un partido entre los cadetes del Deans FC y el Manchester United FC en el que lograría anotar un hat-trick con el propio Sir Alex presenciando en directo. El día de su 14 cumpleaños, Ferguson ofreció a Giggs unirse a la academia del Man. United prometiéndole un contrato profesional a tres años vista. Cumpliendo con lo prometido, los Red Devils firmaron un contrato profesional con Giggs el 29 de noviembre de 1990, otra vez coincidiendo con el día de su cumpleaños. Una firma que los medios ingleses veían como el nacimiento del nuevo George Best, una firma que cambiaría la historia del Manchester United, la del propio Ryan Giggs y por extensión la del fútbol inglés y europeo.
Las comparaciones con los inicios del gran George Best no amilanaron a Giggs, que haría su debut oficial con el primer equipo del Manchester United el 2 de marzo de 1991 frente al Everton en un partido de la liga inglesa, por entonces todavía la Football League First Division. Su primer gol, como no podría ser de otra forma tratándose de un jugador tocado para las grandes citas, llegó en un Manchester Derby. Su primer trofeo como profesional llegaría muy pronto, consiguiendo alzarse con la Copa de la Liga el 12 de abril de 1992 derrotando al Nottingham Forest en la final. Su primera llamada con la selección absoluta del país de Gales llegó el 16 de octubre de 1991, con derrota por 4-1 frente a Alemania. Un comienzo prometedor y una carrera espectacular que aún no ha puesto su punto y final. El próximo sábado 2 de marzo frente al Norwich City (curiosamente cumplió sus 900 partidos frente al mismo rival), Ryan Giggs podrá alcanzar la escalofriante cifra de 1000 partidos oficiales disputados, repartidos entre el Manchester United, la selección nacional de Gales y la selección británica. En el camino quedan 12 Premier League, 2 Champions League, 1 Supercopa de Europa, 1 Copa Intercontinental, 1 Mundial de Clubes, 4 FA Cups, 4 Copas de La Liga y 8 Community Shield, además de innumerables reconocimientos y premios personales como mejor jugador joven, mejor jugador del año e incluso la concesión por la Reina de Inglaterra de la Orden del Imperio Británico por sus servicios al fútbol. Una carrera plagada de éxitos que aún guarda posibilidades de ampliarse.
Yo, que nací a principios de la década de los 80 y comencé a ser consciente del fútbol cuando tuve uso de razón, echo la vista atrás y no recuerdo un Manchester United sin Ryan Giggs. Concretamente me viene a la mente una eliminatoria de Recopa de Europa entre el Atlético de Madrid y el Manchester United de la temporada 91/92, y allí estaba ya él. Un binomio inseparable entre club y jugador bajo la tutela de su padre futbolístico (y quizás algo más que eso), Sir Alex Ferguson, que son leyendas y figuras eternas de este deporte. La definición por excelencia del One-Club Man, futbolista que sólo ha vestido, y vestirá, una sola camiseta con un único club en toda su carrera. 22 años consecutivos sirviendo al mismo equipo con un rendimiento incuestionable y una carrera intachable. Recuerdo sus carreras por banda izquierda, su regate eléctrico, sus quiebros, sus cambios de ritmo, sus grandes goles, sus asistencias, su sacrificio por y para el equipo, su señorío dentro y fuera del campo (escándalos y líos de faldas aparte), la inmensa calidad de su pierna izquierda que lo mismo ejecutaba un disparo de falta y marcaba por la escuadra que ponía un centro milimétrico para que sus compañeros lo aprovecharan. La mítica final de la Champions League 98/99 frente al Bayern München culminando la apoteosis de los Fergie Babes (los hermanos Gary y Phil Neville, Nicky Butt, Paul Scholes, David Beckham y el propio Ryan Giggs, el primero de la hornada), su golazo al Arsenal en el partido de Replay de la semifinal de FA Cup de 1999, la final de Champions League contra el Chelsea el 21 de mayo de 2008, en el que logró marcar el último penalty de la tanda para su equipo y logró superar al mítico Bobby Charlton como futbolista que más veces ha vestido la camiseta de los Red Devils, son los momentos más destacados de su exitosa carrera. En la actualidad, con 39 años de edad y por cuestiones físicas, ya no es aquel extremo rápido y habilidoso de antaño, pero tanto su entrenador como él han sabido reciclarse para seguir siendo útil e importante para el equipo. Siendo el único futbolista que ha marcado en todas las ediciones de la actual Premier League desde que se disputa con este nombre, siendo el futbolista que más veces ha vestido la camiseta del Manchester United y el futbolista en activo con más títulos oficiales conseguidos, nos indican que estamos ante un mito viviente, un futbolista de leyenda que tenemos la suerte de seguir disfrutando sobre los campos de fútbol. Gloria, Gloria a Ryan Giggs, no te retires nunca… aunque eso es imposible y cuando suceda (que sucederá), el mito y la leyenda sobre ti serán todavía más grandes.
Publicado por mí también en www.futbolbritanico.com
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